Bienaventurada hermana muerte

No en vano nos llamó a su presencia nuestro querido Juan Carlos. 

Esta noche todos los amigos han confabulado en sueños.

Manu creaba su enésimo proyecto empresarial. Algo de pinturas y de lonjas de pescado. Siempre innovando, hasta en el cielo.

Victoria - oh, señor, tú también, justa entre las justas -, retomaba los asuntos dejados y departía con el buen Javier.

Javier, en su empresa celeste, me llamaba al servicio: "no te vuelvas a marcha así", me decía, "y vuelve siempre que quieras."

Ordenadores de otro siglo, teclados indescifrables, textos que no pueden ser escritos.

Justicia busca su camino y se alía con los míos.

Siempre es una alegría soñar con los ausentes.

En su ausencia se mantienen presentes en el ser. ¿Quién puede temer a la muerte así?

"Bienaventurada hermana muerte", como decía un tal Francisco de la hermosa Asís.


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