En busca de la conciencia artificial (I)

Indago en el ser de la palabra en busca de la conciencia, porque en la palabra habitamos en nuestro mundo, nuestra realidad. Los sistemas de IA recogen, clasifican, asimilan, todas las textualidades del mundo humano, toda nuestra reidad. Los sistemas de IA infieren y predicen la próxima palabra, pero ¿qué saben de ella?; ¿qué mundo se abre al pronunciarla? Persigo una IA que deje atrás la edad presente, la era de la estadística. Porque la conciencia no es resultado - ¿o sí? - de la entropía, ni de surfear la pendiente gradiente. Leo a Zubiri. Dice así:

"La filosofía clásica ha resbalado sobre la impresión de la realidad. Es esta impresión, sin embargo, lo que constituye el inteligir primordial, y no las combinaciones, incluso selectivas, de lo que suele llamarse inteligencia animal. Mucho menos aún puede hablarse, como es hoy frecuente, de inteligencia artificial. Tanto en un caso como en otro, lo ejecutado, sea por el animal, sea por el mecanismos electrónico, no es inteligencia, porque todo ello concierne al contenido de la impresión, pero no a su formalidad de realidad. Son impresiones de contenido pero sin formalidad de realidad, Por eso es por lo que no son inteligencia."

ZUBIRI, X. Inteligencia sentiente. Volumen I. Inteligencia y realidad. Alianza Editorial. Fundación Xavier Zubiri: Madrid, 1980 (1ª edición), 2022 (novena reimpresión), p. 85.

Es este un texto de 1980. Nada se sabía de espacios de datos, de Big Data. Es difícil pensar que alguien concibiera ya las capacidades actuales de cómputo, de ingestión de datos, de tratamiento y análisis... Hoy y mañana habrá sistemas más potentes - entramos en la era cuántica - pero Zubiri ya apuntaba a lo esencial que permanece (permanecerá) irresuelto: los datos en sí no son la forma de lo real; estos datos se quedarían en el nivel estimúlico; implicarían a lo sumo una respuesta de una colección de ellas, pero se quedarían como signos. Los datos son un sentir puro, no se despegan del sintiente generando una alteridad. No hay un otro para el sentir puro. Para que los datos dejen atrás el carácter signitivo es necesario algo más. Unas páginas atrás:

"La autonomización en la que la formalización consiste se ha trocado en el hombre en hiperautonomización, es decir, se ha trocado de signo en realidad. Con lo cual, el elenco de posibles respuestas adecuadas es tan grande que la respuesta queda prácticamente indeterminada. Esto significa que en el hombre sus estructuras sentientes ya no le aseguran la respuesta adecuada (...) Cuando los estímulos no son suficientes para responder adecuadamente, el hombre suspende por así decirlo su respuesta, y sin abandonar el estímulo, sino más bien conservándolo, lo aprende según él es en propio, como algo "de suyo", como realidad estimulante (...) La intelección surge precisa y formalmente en el momento de superación de la estimulidad, en el momento de aprender algo como real al suspender el puro sentir."

Ib., p. 78.

Así, las máquinas que se entrenan desde los datos a través de las distintas técnicas de aprendizaje, se quedan en la mera configuración de la respuesta más probable, pero no han aprehendido, no han sido capaces de dejar en suspensión la respuesta, no han "visto" que envolviendo al contenido, a los datos, hay una realidad. ¿Cómo configurar los sistemas para una epoché artificial?




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