Motivación, carreras técnicas y empleo - ¿qué se puede hacer? Pensamientos del Prestik 2018
LA PREGUNTA
¿Por qué deben lo jóvenes estudiar carreras técnicas? Pregunta
incorrecta. No deben… Se trata de que
estudien aquello que les motiva, aquello que les hace sentir bien, con lo
que pierden la noción del tiempo, con lo que sienten que están jugando y disfrutan en cada paso, donde todo
parece nuevo y atractivo, donde quieren ir siempre más allá. Entonces, la pregunta debe formularse de otra forma: ¿cómo
hacer de las carreras técnicas un espacio de juego, atractivo, donde en
cada paso se configure algo que te atrape y que te anime a seguir? ¿Cómo hacer de las asignaturas científicas
un espacio de aventura, donde puedan proyectar su personalidad, donde
encuentren lugar a la creatividad?
EL PROBLEMA
Motivar a las
personas es un imposible. Todo lo que puede hacerse es crear espacios
donde la motivación encuentre los ingredientes necesarios. Estos son
(Freedom, Inc.): afinidad, autonomía,
competencia. Tiene que ser un espacio donde cada persona pueda encontrar un
reto que abordar, donde lograrlo pueda ser compartido con otros y donde
encuentren el reconocimiento del conjunto. Estos ingredientes son los que deben
aportar las carreras técnicas.
EL PUENTE
Los puentes se
han roto. Hoy probablemente las carreras técnicas son
percibidas como un paso infranqueable
hacia un trabajo que quizá, no merece la pena… porque no tiene prestigio,
no está bien remunerado, es algo que se ha convertido en una facility… Alguien se preguntará:
“Si yo quiero desarrollar software porque lo que me gusta es hacer vídeo
juegos, ¿por qué tengo que pasar por
este Rubicón?”. Una idea es concebirlas de forma iterativa: en lugar de un
conjunto de temarios a superar para conseguir un título, plantearlas de forma abierta, dejando a las personas elegir su hoja de ruta (“vamos a ver, a
mi me gusta esta carrera porque puedo cambiar Mecánica cuántica por Diseño y
Animación 3D; esto sí me ayuda a crear mejores juegos”), abordando las temáticas de forma constructiva-cooperativa, sintiendo el
acompañamiento, de profesores y compañeros; haciendo del camino algo
entretenido, con menos pendiente, más amable, haciendo que el aprendizaje sea por descubrimiento, dejando que la
ciencia se convierta en un espacio enigmático cuya resolución sea un reto no necesariamente personal, algo a compartir; convirtiendo los
cursos en una mayor profundización de cada materia, llevando a las personas a
retos cada vez más excitantes, donde las respuestas requieran la colaboración
de muchos, donde se consiga el éxito
colectivo. Todo esto podría hacer que
las carreras técnicas fueran ansiadas por muchos.
EL DESTINO
¿Pero qué pasa con los trabajos? El destino de las personas pasa para todos por desarrollarse en un trabajo, remunerado o no,
un lugar donde sentirse útiles, válidos, valorados… Deberían ser el medio natural para que cada persona diera
rienda suelta a su creatividad, donde pudieran desarrollar sus competencias
naturales y donde encontraran desafíos motivadores, que empujaran a concebir
cada día como una oportunidad para sentirse vivos, para compartirlo con los demás,
para hacer algo juntos… Está claro que la mayor parte de los trabajos no son así; está claro que se tiende a
uniformizar, a ubicar cada persona en un rol y funciones (llámese jefe de
proyecto, programador, analista, consultor…), a plantear carreras profesionales
ligadas a la superación jerárquica (lo propio de las consultoras…, pero que les pasa a todas: el mercado tiene sus
reglas y también dice: “quiero una personas con estas capacidades para
hacer este trabajo”; poco espacio para la creatividad). Los
espacios de trabajo tienen una gran responsabilidad de la ausencia de
vocaciones (“tal y como se perciben, tal y como los mostramos, tal y como
se disponen: en fin, oferta Infojobs ligada a potencial concurso de una
Administracióm…; ya está, otro contratador que quiere alquilarme unas horas;
legítimo pero no apasionante”). Entonces, ¿qué hemos hecho para que los jóvenes
que han nacido con Internet opten por desarrollarse en las nuevas tecnologías?[1]
Poco o nada. Unas notas respecto a la
generación que se va a incorporar o lo está haciendo ya en el mercado de
trabajo.
LA GENERACIÓN Z
Optimistas
pero… Son aquellos que han nacido en 1995, se muestran en general
optimistas con el futuro, pero albergan algunos miedos y están relacionado con
el empleo y su desarrollo personal.
"En general, la
Generación Z es optimista acerca de los próximos años, aunque realista acerca
de los desafíos a los que enfrentan. La encuesta indica que un 65% tienen
esperanzas en el futuro (se mueven entre “un poco de esperanza” o “muy esperanzado”). Manifiestan, más
que el temor de no encontrar trabajo, el
miedo a tener un empleo en donde no puedan desarrollarse, que no coincida
con su personalidad o que no permita el desarrollo oportunidades.
Sus principales
temores frente a su futura vida laboral son:
- No encontrar un trabajo acorde con su personalidad (37%).
- Quedar atrapado en un empleo sin oportunidades de desarrollo (36%)
- Que no voy a rendir de manera óptima en mi lugar de trabajo (un 33%).
- No alcanzar sus metas profesionales (un 28%)."
EL CAMINO
Hay que hacer
del trabajo el espacio de recreo. Mientras se instrumentalice
la labor en términos de horas/hombre en lugar de retos/persona-equipo poco
podremos hacer para que las personas
deseen“jugar”. Motivar es
imposible. Es mucho más fácil convertir
el trabajo en algo lúdico, un espacio de juego para que la creatividad
surja. ¿Están las empresas dispuestas a
invertir en el talento?; en otras palabras, ¿están dispuestas a hacer lo
necesario para cautivar a las personas de esa “Generación Z”? Si lo están,
deben necesariamente cambiar su forma de
abordar-entender el trabajo. Éste no puede ser el lugar donde las personas
echen unas horas al día (alquilen su tiempo) por unas líneas de código, unos
documentos, alguna opinión; debe ser el
lugar donde las personas acuden para poner en común ideas e iniciativas,
para compartir visiones, para aceptar el conflicto y la necesidad de
reinventarse, para buscar materias nuevas, es decir, para expresarse y
crear.
LO ESENCIAL
Compartir
libertad y responsabilidad. Se trata de buscar personas que quieran compartir
sus ilusiones con los demás. Se trata de crea estos espacios, espacios donde cada
persona es libre de proponer y
compartir con todos lo que desea hacer, su propósito, su proyecto vital,
algo de lo que desean hacerse
responsables. El proyecto de cada organización es la suma de los proyectos individuales. Unos tienen cabida fácilmente,
otros requieren re-inventarnos como organización, otros no aportan a nuestro
presente, o se nos muestran muy extraños, o lejanos, o... a saber, se
crea futuro cada día. Lo que importa
es que cada persona puede encontrar los medios, la oportunidad, el espacio, y
los compañeros para plantear los temas, desarrollarlos, mejorarlos con las
aportaciones, y hacerlos realidad.
En los fundamentos nos mueven siempre las
personas. Crear equipos de personas que se gestionan, que
se estructuran para cada necesidad. Ser flexibles y cambiar, y hacerlo constantemente. Decir no a las
jerarquías, no a las
imposiciones. Decir sí a las
personas que vienen a compartir sus ilusiones y deseos. El deseo de cada organización debe ser hacer realidad los deseos de sus miembros. Para ello, el camino pasa por confiar en cada persona y tratarlas como iguales.
Pensar diferente no
es un problema: es una virtud.
EL SECRETO
Ser uno mismo. Ser fiel a lo que se es. Perseguir los sueños,
visualizarlos. Ese es el secreto que lleva a la felicidad. Convertirnos en personas con ideas, que
piensan por sí mismas, que quieren hacer cosas, que buscan hacerlo con los demás,
que persiguen un fin que va más allá de sí mismos.
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