La isla Tierra - pensamientos acerca del tiempo

Quiero pensar el tiempo. Mírate ahora, mira este momento, donde escribes sin pensar, soltando frases, echando lastre, añorando desnudez e inocencia. "¿Qué buscas?" Un pensamiento del tiempo. Ontología estética del espacio-tiempo. ¿Acaso un problema?, quizá una descripción que pide su metáfora, algo inapresable. Porque juntar tiempo y espacio es afirmar la necesidad de ambos: no puede haber un espacio sin tiempo y no puede haber un tiempo sin espaciarse. Estamos en el despliegue de algo que da sustento a lo real. El escenario donde todo acontece. Y ese obrar es estético, no en el sentido de la belleza, ni del bien, ni de la virtud. Sí en el sentido de lo abierto a interpretación, lo que no puede cerrarse al concepto, lo que siempre excede la forma, lo que adquiere distintos contextos. Un desplegarse que posibilita la configuración material. Pero, la materia, ¿es espacio-tiempo? Este es el lugar del ente, de lo que hay. Nos movemos en el suelo que posibilita el tiempo, suelo que se extiende con el movimiento configurando espacios, espacios donde se hayan los sustratos esenciales. ¿Pero esta materia primigenia existiría fuera del espacio y el tiempo? ¿De dónde lo real? Caer en la trampa del origen, de las causas primeras. Necesaria explicación del hombre que ansía encontrar su lugar. ¿Por qué?, nos preguntamos. “¿Por qué hay algo y no nada?”, como refiere Heidegger. Pero esa pregunta no llega a lo esencial porque ya está encerrando la posibilidad de que haya algo en su respuesta. Quizá no exista nada y todo sea un sueño de un dios del que somos una pesadilla ínfima. Busca el hombre entender y entenderse. El despertar del pensamiento nos pone ante las puertas de todas las respuestas, de todas las preguntas. La evolución como especie se ha cincelado a golpe de profundizar en cada pregunta hasta lo esencial de la misma. Pero para la nuestra, para la más íntima, no tenemos respuesta. Sabemos que hay objetos con los que compartimos espacio y tiempo. Sabemos que existían mucho antes que nosotros y sabemos que existirán después de nosotros. Pero qué son, eso no lo sabemos. El hombre es un náufrago en el océano del espacio-tiempo. Despertó un día en la isla Tierra y se preguntó quién era y qué era. Sigue esa pregunta sin respuesta. Ansiamos navegar por este Universo desconociendo sus fundamentos. Compuestos químicos que se muestran comunes en todos los lugares explorados, una pequeña tabla, combinaciones de elementos, y la vida. Miramos al agua y sentimos que está ahí la materia primera; así, buscamos la madre agua fuera. En realidad, somos navegantes sin carta, ni brújula, ni estrella guía, en un mar sin viento ni mareas. El problema del tiempo es el problema de la existencia. ¿Qué es el tiempo? No… ¿qué es?, ésa y no otra es la pregunta. Tentado de pensar el ser sin tiempo, el tiempo sin ser, abismo la temporalidad como el agua del hombre. El manantial de tiempo todo puede: en su eternidad hasta crear la materia y combinarla de infinitas maneras. Pero nada se crea de nada. ¿Cómo surge la materia en el tiempo? Aristóteles pensaba en el árbol y la semilla, y anteponía el árbol a la semilla. Quizá está aquí el día en que el hombre descubrirá que las partículas infinitesimales son árboles de tiempo. Los dos infinitos se abrazan en tiempo, en el instante, ahora.




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