Del presente

Hoy se acaba el estío que hasta hoy ha durado.
Repasar lo acontecido y agradecer
el momento oportuno, la irrupción de lo impensable,
el encuentro y la conversación.
Hoy se acaba el estío y el otoño ya había empezado,
aquellos días de julio, entre soleados y obscuros.
Vuelto al pensar de la aesthesis,
desconocedor del rumbo-devenir de un ser que se entrega
en donación
y se oculta al pensamiento del ser,
vuelto a la koiné y al logos, a la aporía
y a los hilos rojos del Aristóteles "griego".
Descendiendo la cumbre ontología por el sendero eleusis
del tiempo síncrónico, cuarta dimensión espacial,
lugar de lo inmanente, recreativo, abierto y velado
escenario de la humana tragedia,
alegría y dolor
que se anudan
en el tiempo presente, en el sí
que abraza los pasados abiertos y preñados de futuro
que siente que está todo ahí, que espera, que anhela
un descubrir por la materia viva.
Obra del espíritu comunitario que busca
quien atienda la llamada
de este mundo, este lugar, este tiempo
que clama por el hombre de la alegría.
Es una noche cálida, quizá la última,
regalo que anuncia el tiempo nuevo.
Hoy se acaba el estío, que ya terminó
y la lumbre anuncia, juguetona,
el momento de Zaratustra.


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