Cartas desde el azul - Lola

Te fuiste una fría madrugada, un 3 de mayo.
Noche de vela tus hijas,
Ana sintió tu último aliento.
La llamada esperada, tus hijos y el dolor.

Temías Lola este momento.
tu verdad tan esperada
y la soledad.
Pensabas que no habías estado
a la altura de tu dios,
pero Lourdes escuchó los ruegos
y, de la mano, te llevó.

Hija de militar,
mujer de convicciones cristianas,
vehemente y combativa,
conociste la guerra, la temprana
muerte y las estrecheces.

Modista de vocación
supiste desde muy niña cuál era tu labor;
así, pasabas tus días entre agujas, patrones,
hilos, telas, sedas
y tijeras, vistiendo a las señoras
del elegante Bilbao.

"¡Quereros mucho!", gustabas decir.
Entregaste tu vida
a tu fe y tu familia.
Junto a Félix eligiste
el camino difícil,
el sendero de santidad en vida.

Ejemplo para tus nietos,
mereció la pena, lo hiciste bien.
Abraza a los nuestros allí donde
has regresado, y haznos un sitio.
Los de aquí ya brindamos
por el temprano reencuentro.

El sol que nos has regalado
se pone en tu ventana.
Hasta pronto misue querida.


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