Páramos urbanos - la pérdida de la raigambre

Madrid tierra, de teatros y cultura, deteriorada, herida. No hay lugar para el paseo: parques descuidados de rota arena, reseca tierra, solar de urbanos huertos, podredumbre en la miseria. Cajas plastificadas y residuos, improvisadas barreras, retoños de frutales a pie de avenidas de ruido, de urgencias, de desinterés. Abandono de la raigambre, lugar de encuentro de gentes sin tierra. Ora un acento, ora una vestimenta…  camisas sin mangas y pantalones cortos, sandalias y alpargatas, niños carentes de atención, juego de pelota y triste abandono. De Castellana a Fuencarral Madrid muestra su cara desnuda, deslavada. Amasijo de oficinas y talleres, almacenes y cemento, polígonos que se suceden, urbanización desordenada, viejas casas, locales ruinosos, terrenos sucios y baldíos, bloques abigarrados, edificaciones nuevas, oficinas deslumbrantes… y calles vacías, un extraño Llano desierto de humanidad. Tres torres coronan el desorden, tres castillos luminosos en el lecho de las vías, vergonzosa ostentación. Terraza de barrio, cervecera madrileña, vecinos que se encuentran, atardecer dorado de septiembre y suave brisa. Repica una campana, Madrid. Eras tus barrios y la alegría, tierra de esperanza: no esta pobre riqueza.


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