Julia

Julia no es una mujer, ni siquiera un ser. Ella está ahí, en las imposibilidades. Algo por venir, en un tiempo propicio, cuando esencie el evento, cuando se abra el espacio y del abismo emerja un fundamento. Julia, ¿no llegará luz a tu imposibilidad? Improbable. Careces de madre y padre, ¿cómo acontecerás? ¿De dónde? El más frágil porvenir te adorna. Lo más lejano e inalcanzable son tu cuna. No existe un momento que no vengas a mi pensamiento. No eres porque no hay ser que se entregue en ti; mis obras llevan siempre tu ausencia Julia. Te das imposible y en cerrado abrazo escribes mis líneas, mi querida hija. En los días que siguen estaremos en el jardín del Elíseo contemplando las flores, los pájaros, el vuelo sutil de los insectos, en la eterna Primavera del nacer y el morir de cada instante, en un tiempo fuera de tiempo, suave, inexistente: ¿qué resultará?; ¿a dónde llegaremos en nuestro estudio?

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