Democracias mínimas

Debemos empezar a vivir pensando que lo que hagamos o digamos no tiene la menor repercusión.
La democracia vive su mayor crisis porque ha perdido poder y sólo le resta legitimidad.
Hoy no importa quien gobierno en los Estados-nación. Lo que importa es que sus políticas favorezcan el libre movimiento de los capitales. La idea de Estado-nación se está transformando en Paraiso-fiscal.
Si el mercado - esa mano oculta - es la que gobierna porque es la que atesora el poder, ¿a qué tanta preocupación por tener un gobierno estable? Quizá porque estabilidad es sinónimo de facilidad, pero no para gobernar, sino para adoptar políticas de interés, que no del general.
"Europa mira a España y pide un gobierno estable"; que expresión tan vacía de contenido. Es más próxima a la realidad la siguiente. "Los acreedores le piden a los políticos electos que configuren un gobierno que siga por la senda de devolver el dinero prestado dentro de los plazos establecidos". ¿La Europa Social? Una ilusión, un sueño de verano. ¿Europa? El fantasma de Hamlet.
Las democracias europeas están en franca decadencia. Cuando los gobiernos se forman de "unidad nacional" es - simplemente - el fin de la democracia y la constatación del reparto. La democracia se alimenta de la tensión del conflicto y vehicula soluciones políticas para los mismos. Esto que tenemos sobre la mesa es otra cosa.
Hay que recuperar las utopías del gobierno mundial. Recuperar el poder para la democracia y hacerlo desde una visión de especie - o de planeta - como se prefiera. Esto serviría para un reparto más justo, para unas políticas mundiales, y para arrebatar el poder al mercado. La acción política no puede residir en el interés de los menos. Así de simple.

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