El Brujo, Teresa y el ser - lo místico y lo sagrado en el hombre

Atiendo al Brujo y su Teresa. Emocionado, en su verbo encuentro el misticismo del segundo Heidegger. Cuanto anhelo conversar con este actor. Rebosa profundidad en su exposición - cómica y crítica - carga de profundidad para los oídos prestos al cambio.
La obra me empuja a escuchar a Teresa, de primera mano. Múltiples ediciones digitales pero escasa calidad en las mismas. Echo en falta el facsímil digital en Internet.
Accedo al documental de RTVE: http://www.rtve.es/alacarta/videos/otros-documentales/teresa-jesus-vida-experiencia-mistica-capitulo-1/3072639/. Ahí se oculta El Brujo y su obra. Unos y otros hablan de la mujer, de su crecimiento, de su feminismo, de su astucia, de sus dudas, de su sufrimiento... Escuchar a los distintos expertos plantear una o varias enfermedades para justificar la intromisión mística de Teresa acaba por resultar ridículo. ¿Acaso encontrar la conexión con lo divino del ser requiere una enfermedad o es por sí mismo una patología?¿No es la divinidad lo más propio del hombre? Los intentos de la ciencia por describir la experiencia son como explicar un cuadro por sus trazos, una esencia por sus rasgos; un confundir el fundamento con la apariencia, simplemente atenerse a datos e interpretaciones cuando se trata de singularidades del alma (de lo que el alma siente y de lo que no todas las almas son capaces de sentir; muchas llaman a las puertas de la verdad pero pocas son recibidas).
Recuerdo a Heidegger cuando rememora las palabras de Anaximandro: el abrazo abierto del pensamiento de Anaximandro. Un antaño que supera al presente del ser. Teresa experimentó el ser en su vida y lo interpretó como el misterio divino. Encontró lo divino del hombre y lo llamó Cristo, Él, Majestad.... Esto no es una patología. Es poesía del tiempo auténtico. Heidegger buscó un dios en el ser sin mencionarlo (es una lectura personal). Teresa señaló la presencia del dios en su interior (el Sol que menciona El Brujo). Místicos es un adjetivo insuficiente para la Santa y el filósofo (quizá no es tal Heidegger, pero el segundo que espera el advenimiento y que invita al hombre a aguardar al ser apunta a ello). No es el misterio de una razón oculta porque no es razón que se oculta. No hay nada racional aquí. Es desvelamiento de lo oculto del ser transfigurado en imagen divina. Es el encuentro en el ser.

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