El corazón frío de Europa
Faltan ocho semanas para la celebración cristiana y miles de personas se encaminan hacia una buena nueva europea. Los pasos cerrados, la ruta embarrada, el camino anegado - ora un río, ora un mar nuestro - y la muerte acompañando. La prensa afila sus lápices en espera del crudo invierno. ¿Quién sacará la primera foto de la familia muerta por congelación en su paso por los bosques austrohúngaros?¿Quién los restos de una mujer devorada por "los lobos"? Llegará la Navidad y todo será amor en la tierra y paz y buena voluntad. Hasta entonces unos pocos miles encuentran la falacia paranoide de la in-civilización occidental. Paso a paso ven frustadas sus esperanzas. ¿Quién quiere salir de su casa para llegar a esto? Europa se hace pedazos en cada paso de los que buscan su ayuda. Recuerda nuestro Erasmo a Píndaro, "dulce bellum inexpertis". El ideal europeo vivía y latía en los que llaman a sus puertas. El futuro se sesgó y el corazón se detuvo en una playa turca. Adiós a Europa.
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