La Industria 4.0 y el "quiero y no puedo" directivo
Nuestra industria tic languidece... Y esto es así por varias
razones. La primera es porque ha vivido de un océano azul varios años; estaba
todo por hacer y había cantidades ingentes de oportunidades y de dinero fácil: una
administración necesitada, una política de innovación dirigida, una red de
ciencia y tecnología... Teníamos que hacer todo para estar bien en la foto.
Misión cumplida y Universidades vacías.
Es palmario observar cómo sectores potentes como el de la
máquina herramienta o el de automoción apenas hacen uso de nuestras empresas
tic. ¿Cuánto compran aquí para ensamblar
en los microprocesadores que montan en sus máquinas? Mucho me temo que el
sector tiene una merecida imagen negativa. Ven en nuestro tejido al dependiente
que expende erp, crm, ecm... (por no referir marcas comerciales, lo mismo
privativas que libres). ¿No es llamativo
que apenas exista relación intraclusters? La verticalización de los
clusters pervierte su potencial sinergizador.
Hace la administración un llamamiento a la Industria 4.0.;
se señala Euskadi como región RIS 3 para fabricación avanzada. De la noche a la
mañana todas nuestras empresas tic se
sienten 4.0, son capaces de servir
4.0, están ya de hecho en 4.0 (no, ya
lo estaban; alguien pensará que la industria acaba de descubrir la revolución
de IoT y las posibilidades que les brinda el Big Data).
En realidad, escarbas un poco, y es más de lo mismo. Los equipos
directivos del sector tic han hecho una cosa importante: mantener la cuenta de
resultados gastos, obtener un beneficio y crear un cierto tipo de empleo.
Ahora, ¿están capacitados para ser el timón
de las empresas tic para la industria 4.0? Quizá alguno/a, pero la
generalidad cabe responder que no.
No
porque se han habituado a un negocio basado en la relación y en la licitación
pública; no porque han crecido a
expensas de lo que el cliente pedía, no de una estrategia (quizá una media
verdad: las empresas tienen estrategias que se cuantifican en una dimensión: la
monetaria; el medio empieza a perder peso; se virtualiza, se serviliza); no porque han permitido que el sector pierda atractivo para los
jóvenes (“si los clientes no quieren pagar lo que vale...”, se dirá; a esto hay
que responder que el valor nunca lo han puesto los clientes; el mercado pone el
precio, un bien distinto del valor); no
porque falta emprendizaje y capacidad de transformación en los mandos
directivos: las gerencias no deciden
lo que producen, no construyen lo que
desean, no venden lo que quieren; solamente
entregan "lo que les piden" y
en ocasiones ni eso.
Unos mandos directivos que se precien – esto es, que sean
merecedores de su retribución – inventan y
transforman el mercado, con un fin:
construir su mercado: aquél done le
pide lo que construye, donde venden lo que quieren; por tanto, el mercado
de su mayor rentabilidad.
Desde la industria del software libre, desde las industrias
de la movilidad, desde las industrias de la creatividad, se vislumbra otro tipo
de directivos/as. Estos/as pueden tomar el relevo y ocupar el sitio que las
empresas tic están lamentablemente abandonando. Falta ver si madurarán en el
sentido americano ("si quieres
puedes; haz realidad tu sueño") o se dejarán arrastrar por la
corriente europea (estatalista, subvencionada, ... la que prima al buen hijo).
Hay que reformar nuestro tejido. Hay que empezar por arriba para que todo
cambie. Las mujeres y hombres de treinta y poco deberían estar al timón y,
ciertamente, no es el caso.
Pero todo esto no son más que opiniones... claro, faltan
datos.
Comentarios
Publicar un comentario