Acontecer

Encuentro a A casi por accidente. Un paseo desde L hasta la oficina, unas rosas de aniversario que no encuentro, una y otra floristería en el caminar - todas en horario inusual - hasta llegar al Ensanche de mi ciudad. La mirada se recrea en un escaparate: "cinco minutos para abrir; en un café resuelto"; me giro, y al mirar una mirada amiga se cruza con la mía. Es A. Una conversación como si no hubiera pasado el tiempo. La han enviado a la lista de los que disponen del miso... No me extraña. Demasiado buena para su trabajo; los cultivados en el capital de ayer y de hoy siguen sin aprender; confunden el dinero con la cultura: "señores, eso no se puede comprar; se aprehende con esfuerzo y disciplina". El café y unas palabras "A, no te preocupes, todavía no sabes lo que has ganado. Sigue con tu taller de novela; mira si sale ese relato tuyo; cada obra espera su momento de acontecer". Llegará el tuyo, bien lo sabemos. Mientras tanto cultivemos la amistad y la poesía, disfrutemos de la excitación dionisiaca y de la máscara apolínea. Llegará, y cuando acontezca, estaremos entre el coro, transformados, contemplando la aurora. "Yo sabía que portabas un alma".

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