En el claro del ser

Madrugo, no sé bien porqué.
En la noche habité un lugar sombrío.
Sus paredes negras,
sus cortinas echadas,
su propia existencia, helaba.
En el suelo una cadena sin dueño se arrastra;
algo acecha en la estancia.
Un súbito resplandor surge donde no había nada;
cálido sin quemar,
brillante sin deslumbrar,
todo lo inunda
y el temor se convierte en calma.
En el claro del ser amanecí,
a la rutina diaria.

"De la vida y la muerte", confesiones.

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