Del homo faber al homo inutilis

Escribe Zubiri estas líneas en mayo de 1942, en Barcelona:

"Cuando el hombre y la razón creyeron serlo todo, se perdieron a sí mismos; quedaron, en cierto modo, anodadados. De esta suerte, el hombre del siglo XX se encuentra más solo aún; esta vez, sin mundo, sin Dios y sin sí mismo (...) A solas con su pasar, sin más apoyo que lo que fue, el hombre actual huye de su propio vacío: se refugia en la reviviscencia mnemónica de un pasado; exprime las maravillosas posibilidades técnicas del universo; marcha veloz a la solución de los urgentes problemas cotidianos. Huye de sí; hace transcurrir su vida sobre la superficie de sí mismo. Renuncia a adoptar actitudes radicales y últimas: la existencia del hombre actual es constitutivamente centrífuga y penúltima. De ahí el angustiado coeficiente de provisionalidad que amenaza disolver la vida contemporánea".

ZUBIRI, X. "Nuestra situación intelectual", p. 56.

Sesenta y dos años después el diagnóstico sería el mismo, pero si cabe, más acentuado. Del huir de sí se ha pasado al olvido de sí; de la provisionalidad amenazante a la provisionalidad como condición habilitante, de la renuncia a posicionarse, a ni si quiera pensar en que está en sus manos otra posibilidad. Cuando T. empuja por abrir el postmodernismo desea acabar con este homo faber zubiriano, que ahora es mero útil para la técnica, ya ni siquiera fabrica haciendo uso del sapiens; ahora es homo inutilis, y su vida algo dependiente, innecesaria per-se. ¿Qué puede esperarse del hombre actual respecto al futuro que le aguarda? En verdad, nada; solo un dejar correr, angustiado por exprimir un halo vital inmerecido, y esperar su final.

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