La conservación de la especie (I)

"Se acostumbra - con no poca rapidez y con la usual miopía que no ve a dos pasos - a distinguir limpiamente al prójimo en personas útiles y nocivas, en buenas y en malas personas; sin embargo, cuando se hace un cómputo general, cuando se reflexiona durante un cierto tiempo sobre el conjunto, uno se vuelve desconfiado hacia esa depuración y separación y al cabo deja de practicarla. El hombre más nocivo puede que sea el más útil de todos de cara a la conservación de la especie, pues alimenta en sí mismo, o, por influjo de él, en otros, pulsiones sin las cuales el género humano habría perdido todo vigor o se habría podrido hace ya largo tiempo. El odio, la alegría por el mal ajeno, la se de botín y de dominio, y en general cuanto se denomina malo: todo ello forma parte de la asombrosa economía de la especie, la cual, si bien es cierto que se trata de una economía dispendiosa, dilapidadora y en conjunto sumamente insensata, está demostrado que ha conservado a nuestro linaje hasta la fecha."
NIETZSCHE, F. La Gaya Ciencia. Libro primero.   

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