Kant (II) - El Estado Universal


En 1784, en su obra “Ideas para una historia universal en clave cosmopolita”, Immanuel Kant recoge en su Octavo principio un elemento que no puede estar de más actualidad: el impacto de la deuda pública como catalizador de un Estado Universal. Quizá su intuición del Plan Oculto de la Naturaleza se está convirtiendo de facto en la hoja de ruta para los nuevos EE.UU. de Europa. Este es su descripción del tema en la traducción de Roldán Panadero y Roberto Rodríguez Aramayo:

“Por último, la propia guerra se convertirá poco a poco, no sólo en algo muy artificioso y de dudoso desenlace para ambas partes, sino también (debido a las funestas consecuencias que el Estado experimenta con una deuda pública -¡esa nueva invención!- siempre en aumento, deuda cuya amortización es sencillamente incalculable) en una empresa arriesgada, dada la repercusión que toda quiebra estatal tiene sobre los otros Estados, al estar tan entrelazadas sus actividades comerciales en esta parte del mundo; esta interdependencia es algo tan notable que los Estados, apremiados por su propio peligro, se ofrecen a hacer de árbitros de la situación aunque no tengan autoridad legal para ello, preparándose así, indirectamente, para integrar un macrocuerpo político, algo de lo que los tiempos pasados no han ofrecido ejemplo alguno. Si bien este cuerpo político sólo se presenta por ahora en un tosco esbozo, ya comienza a despertar este sentimiento, de modo simultáneo, en todos aquellos miembros interesados por la conservación del todo. Y este sentimiento se troca en la esperanza de que, tras varias revoluciones de reestructuración, al final acabará por constituirse aquello que la Naturaleza alberga como intención suprema: un estado cosmopolita universal en cuyo seno se desarrollen todas las disposiciones originarias de la especie humana.”

“Ideas para una historia universal en clave cosmopolita y otros escritos sobre Filosofía de la Historia, Octavo Principio. 

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