Las lágrimas de polvo

Desde los montes marcianos,
en las gélidas noches estrelladas,
cerca del amanecer,
cuando las tormentas secas calman,
y el polvo y las piedras vuelven a su estéril superficie,
en lo alto,
azul brilla la Tierra, desde este yermo.
Las lágrimas del viajero se derraman sobre el lugar sin ser.
Es líquida el alma humana.
Los mares de la Tierra se nutren de ella.
Cada morir devuelve a la Tierra algo suyo.
Depósito de vida, arraigo de la divina especie,
resplandor,
la Tierra fecunda mundos.
¿Obrará un ahí marciano?
No faltará ser en la Tierra mientras queden mares.
No faltará tiempo en la Tierra mientras quede un hombre.

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