Por el sendero equivocado

Son ganas de confundir, confundir lo que es un interés particular con el bien común (ahora llamado de forma burda y fría como “lo útil”; regalos de una sociedad cada vez más monóloga, miope y mecanicista). Leas la prensa que leas todas llaman a arrebato: “hay que votar a tal o cual porque se trata de ganar a este o aquél”, cuando de lo que se trata es de construir una sociedad libre, justa, integradora, solidaria, pacifista. Tirios y troyanos hablan de sus propuestas… 

Basta arañar la superficie para encontrar – en todas – la misma substancia: capital – poder – privilegio. “No es culpa suya”, se dirá; al fin y al cabo son las marcas comerciales de la democracia representativa; aquella en la que gana siempre el mismo: el régimen de la apropiación indebida. Sí, hay que apelar a lo útil: votar contra el sistema y derrocar el sistema. Un sueño, claro. El mismo que acompañó a Solón y Clístenes y que vio el emerger de la democracia en la aristocrática sociedad griega del siglo V a.C. 

¡Ah!, pero eso es Historia… El mundo ha cambiado mucho desde la revolución industrial y la lucha de clases; ha cambiado la libertad por el capital, la justicia por lo adecuado, el alimento por el hastío, la verdad por lo verosímil, lo necesario por lo conveniente, lo de todos por lo propio. Útil es el lienzo en blanco y hacer hermenéutica en las texturas históricas para ver dónde empezó el error presente.

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