Vencer en Ucrania es imposible

Y además indeseable. No hay espacio para un ganador en un país que está dividido en dos por razones de interés geopolítico y sociopolítico. La UE no puede dejar la iniciativa de paz en manos de dos de sus Estados. Europa se juega mucho en esta guerra que cabría denominarla de guerra civil y/o guerra de secesión. Una posible intervención de EE.UU. bajo la venta de armas al gobierno legítimo de Kiev solo va a llevarnos a un recrudecimiento del conflicto en Ucrania. Rusia hace tiempo que percibe como actos hostiles muchos movimientos occidentales en sus fronteras previas a 1989. Éste sería poco menos que una invitación a que su posición a favor de los separatistas ucranianos pro-rusos fuera mucho más evidente. Todo recuerda a la guerra fría; el fantasma de la guerra de nuevo se extiende en el teatro de operaciones europeo; nos habíamos olvidado de las armas de destrucción masiva y hete aquí que vuelven a aparecer en el horizonte. ¿Qué se puede hacer en Ucrania? Aplicar el pacifismo no beligerante; abandonar cualquier posición militarista (aquí solo ganan los que venden armas; el resto muere); una posición del gobierno legítimo de Kiev retirando sus tropas de las regiones de conflicto sería bien visto por la comunidad occidental (un eufemismo; hablemos de la UE) y Rusia; ante esta acción los separatistas se verían conminados a plantear su reivindicaciones por medios pacíficos (el argumento de las armas no sirve si una parte rechaza la contienda y se carga de razones morales; decir no a la guerra no significa sumisión; significa trasladar el conflicto al terreno de la razón). Nadie debe dudar del derecho de Ucrania a defender sus fronteras. Ahora, si el gobierno de Kiev da un paso atrás en su guerra todavía interina, ni Moscú ni Washington pueden dar un paso adelante. Y se trata de esto porque en Ucrania pierde Europa. Si en Ucrania hay dos realidades nacionales sólo mediante la negociación y el reconocimiento puede resolverse. Ni Rusia ni EE.UU. tienen derecho a definir el estado ucraniano. Mucho menos a decidir sobre el derecho a la vida de sus ciudadanos.