Aspasia y la democracia

Recoge Platón en el Menéxeno un discurso fúnebre atribuido a la jónica Aspasia de Mileto, mujer meteca y hetera que accedió y se integró en el círculo político y cultural de Pericles y Sócrates. El discurso es una alabanza a los caidos de Atenas y una alabanza a la democracia. Cabe pensar si el sistema político actual encaja en esta descripción:
»Nacidos y educados de esta forma, los antepasados de estos muertos vivían según el régimen político que habían organizado, el cual es oportuno recordar brevemente. Por que un régimen político es alimento de los hombres: de los hombres buenos, si es bueno, y de los malos, si es lo contrario33. Es necesario, por tanto, demostrar que nuestros padres han sido criados bajo una buena forma de gobierno, merced a la cual también ellos fueron virtuosos como lo son los hombres de hoy, entre los cuales se hallan estos muertos aquí presentes. Pues estaba vigente entonces, como ahora, el mismo sistema político, el gobierno de los mejores, que actualmente nos rige y que desde aquella época se ha mantenido la mayor parte del tiempo. Unos lo llaman gobierno del pueblo, otros le dan otro nombre, según les place, pero es, en realidad, un gobierno de selección con la aprobación de la mayoría. Porque reyes siempre tenemos34; unas veces lo son por su linaje, otras veces por elección. Pero el poder de la ciudad corresponde en su mayor parte a la mayoría, que concede las magistraturas y la autoridad a quienes parecen ser en cada caso los mejores. Y nadie es excluido por su endeblez física, por ser pobre o de padres desconocidos 35, ni tampoco recibe honra por los atributos contrarios, como en otras ciudades. Sólo existe una norma: el que ha parecido sensato u honesto detenta la autoridad y los cargos. La causa de este sistema político nuestro es la igualdad de nacimiento. Porque otras ciudades están integradas por hombres de toda condición y de procedencia desigual, de suerte que son también desiguales sus formas de gobierno, tiranías y oligarquías. En ellas viven unos pocos considerando a los demás como esclavos y la mayor parte teniendo a éstos por amos. Nosotros, en cambio, y nuestros hermanos, nacidos todos de una sola madre, no nos consideramos esclavos ni amos los unos de los otros, sino que la igualdad de nacimiento según naturaleza nos obliga a buscar una igualdad política de acuerdo con la ley y a no hacernos concesiones los unos a los otros por ningún otro motivo que por la estimación de la virtud y de la sensatez (…) Aún hoy no hemos sido vencidos por aquellos enemigos, sino que nosotros mismos nos hemos vencido y derrotado. 

Las cursivas son mías, y no tienen más intención que mostrar las aristas. “El que tenga oídos, que oiga” (Mt 13, 1-9). Platón parece jugar con la ironía; una mujer, en una sociedad masculina, compañera de Pericles, una extranjera, maestra de retórica de Sócrates, escribiendo un discurso fúnebre, alabando la virtud de Atenas, acusada como fue de impiedad. Platón no era un demócrata. Aspasia sí. Y hoy acusando de ser anti-sistema a todos/as los que reclaman esta libertad. Y hoy hablando de podemos cuando lo único que debe hacerse es lo que debemos a nuestras madres griegas.

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