Cerrando círculos

La nave ha completado su singladura. La tripulación está cansada pero alegre. Sienten el aroma de una tierra conocida, de una mujer deseada. Es hora del reencuentro, de los abrazos, de las lágrimas. Han sido muchos meses con la amante marina, muchas tempestades, muchas calma chichas, hambre y sed, ausencias y querencias... No todos han llegado. Toca desprecintar las botellas, extraer el rancio corcho, y derrochar la roja compañía. Mientras, la nave, levantada, en volandas, en el astillero, curando sus heridas. El casco, adherido y seco; el motor quemado; las velas rasgadas... El frío y el calor, el uso y el desgaste, algunas rocas no señaladas... todo cuenta. Se ha cerrado un círculo; en este puerto, amigo, toca reponer fuerzas.

Confesiones (VI).

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