Mejor imposible - momentos estelares

Hoy ha sido uno de esos días especiales que es necesario recordar. Todo ha empezado con un extraño sueño donde el café era desparramado por el suelo. Después vino el madrugón y el estudio: tocaban Derrida, Gadamer y algo de Ricoeur. Mientras leía apasionadamente y preparaba la comida de A. sonó el "sorpresivo" whatsapp. Vaya por D.; me temía lo peor pero no fue tal: E. estaba mala y no podía abrir el evento BI-OPEN. Los nervios, una fuerte gripe, una noche mala... todo se juntó y hete aquí que M. estaba disponible ç(porque la mujer lo intentó todo en el transcurso de una noche; esas lecturas de estética y hermenéutica van a acabar conmigo). El día no podía amanecer mejor: “lee el texto, mira las slides, improvisa el discurso...” Por fortuna, había un foro amigo y unas personas maravillosas: El Sidecar y La Loba (“¿pero dónde estaba esta gente antes de hoy?”). No tengo para olvidar la recepción de Y., tan astuta, tan acogedora, tan bien informada por E. Luego L., seria, segura, expectante... Una vez iniciado todo y “roto el hielo”, en compañía de AE., seguimos la jornada. La exposición de Zylk (S., con ese color de pelo que denota su procedencia celta, fuerte en su fragilidad, ¡colosal!), de CloudNorte (J., seguro, en su sitio, un búnker, no un CPD), de Digital5 (después de ver a los ponentes, “¿pero alguien duda de que OpenERP es su solución?”...) En fin, una mañana digna de rememorar, cerrada con una exposición de L. que ha tocado la fibra sensible del humanismo: cuando ves gente tan comprometida, que hace uso de su entorno querido para expresar lo que es importante, cuando hablan de sí y de su ser-humano, - de verdad - es una energía que anima a seguir adelante (desde ahora soy súperfan de El Sidecar; pueden contar con mi ayuda para lo que quieran). Después llega "La Loba", y muestra como una joven mujer hace realidad su deseo, "su íntimo sueño", y crea una bodega, y comercializa un Ribera que - debo decirlo - es dulce y a la vez seco, grueso y a la vez apetitoso, que rezuma ancianidad, sabiduría, y juvenil frescura ; en fin, un placer para los sentidos. Esa niña, hoy mujer, sabía lo que tenía dentro.
No, no; no ha podido salir mejor la mañana. Y conocer a C., esa hija de Gabriel, interesada por el arte (¿pero qué hacía esa mujer en este foro?, ¿qué buscaba?, "¿qué marea arrojó a nuestra costa a esta vitoriana de aguas cristalinas?"; hay mujeres que ocultan una eternidad en su mirada; pero yo ya lo sé; arte y tecnología se dan la mano; las Guerrilla Girls están en el frente); y sentir cómo ha calado el discurso, cómo ha vibrado el - íntimo - auditorio... Las palabras de J., de Camerfirma, todo un aliento, Sólo podía cerrarlo con una comida - open - con los compañeros: con P. y con C., una comida sincera, llena de comprensión, plena de cariño, con sus necesarios chupitos y compromisos. Hoy, 15 de noviembre, a seis días del cumpleaños de mi amor, dos días después de celebrar nuestro aniversario, ha sido un gran día. Gracias E. por contar conmigo para esto. No dejes de hacerlo. Pero es que llego al trabajo, y S. ha buscado y personalizado una llave para que me tome mis cafés. A veces olvidamos cuanto bien hacemos a la gente que nos rodea. Ellos y ellas nos observan, estamos en sus vidas, cuentan con nosotros; y no nos damos cuenta. Mucho por hacer, pero mejor imposible. Y cierro mi entrada, y llama O., y quiere que hablemos, y cerremos soluciones. No, mejor no ha podido ser.

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