Zhuang Zi (V) - Virtud
Los hombres perfectos de la antigüedad tomaban el camino de la benevolencia y hacían alto en la justicia, para viajar hasta la liberadora Vacuidad. Alimentábanse frugalmente y se asentaban en huertos no arrendados. La plena libertad está en el no-actuar; siendo frugal, siempre se está satisfecho; al no arrendar, no se consume. A esto llamaban antiguamente "Viaje a la verdad".Quien considere su meta la riqueza no cederá a otro sus rentas; quien considera su meta la gloria, no cederá a otro su fama; los ansiosos de poder, no consentirán en ceder a otro el mando. Tiemblan cuando lo tienen. Se afligen cuando lo pierden. En su mente, empero, nada de esto ven con claridad: antes miran perseverar en su empeño. Es como si el Cielo los hubiera condenado. Agraviar y favorecer, tomar y dar, amonestar e instruir, perdonar la vida y condenar a muerte, tales son los ocho instrumentos para corregir a los hombres, de los que sólo pueden usar aquel que sabe acomodarse a las grandes mudanzas, sin que se lo estorbe el deseo de las cosas. De ahí el dicho "Sólo puede corregir a los demás el que antes se ha corregido a sí mismo". Si en tu mente no lo ves así, las puertas del Cielo no se te abrirán.
Libros exteriores: Wai Pian. Libro XIV. Monivimientos celestes. Zhuang Zi.
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