Lecciones de Historia: Crítica a Hegel o la sumisión al pensamiento único.

Crítica a la Historia de Hegel por Friedrich Nietzsche:

"Esta historia, entendida al modo hegeliano, ha sido llamada, en son de burla, la marcha de Dios sobre la tierra, aunque este Dios, por su parte, es solo un producto de la historia. Pero es dentro de las seseras hegelianas donde este Dios se hizo transparente y comprensible a sí mismo y ha ascendido, por todos los grados dialécticamente posibles de su devenir, hasta esta autorrevelación: de modo que para Hegel, el ápice y punto final del proceso del mundo coinciden con su propia existencia berlinesa. Mirándolo bien, Hegel hasta tendría haber dicho que todo lo que viniera después de él debería, en realidad, considerarse tan solo como una coda musical del rondó histórico universal o, más exactamente todavía, como algo superfluo. No lo ha dicho. Sin embargo, ha implantado, en las generaciones im pregnadas por su filosofía, esa admiración por el «poder de la historia» que prácticamente se transforma en todo momento en pura admiración del éxito y lleva a la idolatría de lo efectivo; un culto, respecto al cual se emplea hoy generalmente la fórmula muy mitológica y, además, muy alemana: «Amoldarse a los hechos». Pero el que ha aprendido a doblar el espinazo y bajar la cabeza ante el «poder de la historia» acabará por decir mecánicamente, a la manera china, sí a todo poder, sea este un gobierno, una opinión pública o una mayoría numérica, y moverá sus miembros exactamente al ritmo en que tal poder tire de los hilos. Si todo éxito contiene dentro de sí una necesidad racional, si todo acontecimiento es la victoria de lo que es lógico y de la «idea» -¡entonces pongámonos rápidamente de rodillas y vayamos arrodillados por todos los «escalones del éxito»! ¡Qué! ¿No habría más mitologías dominantes ¡Qué! ¿Las religiones estarían en agonía? Mirad, pues, la religión del poder histórico, ¡prestad atención a los sacerdotes de la mitología de las ideas y a sus rodillas magulladas! ¿No están, de hecho, todas las virtudes en el cortejo de esta nueva fe? ¿Y no es un signo de abnegación el hecho de que el hombre histórico se deje transformar en espejo objetivo? ¿No es magnanimidad el renunciar a toda violencia, en el cielo y en la tierra, por el hecho de que, en toda violencia, se adora la violencia en sí? ¿No es un signo de justicia el tener siempre la balanza del poder en la mano y observar minuciosamente cuál de los dos platillos desciende por ser más fuerte y pesado? Y ¡qué escuela de decoro es tal concepción de la historia! Tomar todo objetivamente, no irritarse por nada, no amar nada, comprenderlo todo, ¡cómo hace a uno flexible y suave todo esto! Y si alguna vez alguien, educado en esta escuela, llega a irritarse y exponer su cólera en público, nos alegraremos por ello, pues sabemos que solo se pretende un efecto artístico; es ira y studium, pero totalmente sine ira et studio."

"De la utilidad y los inconvenientes de la Historia para la vida", Friedrich Nietzsche.

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