Virtud y decadencia de Roma (II). Marco Catón.
Otras cosas los hicieron grandes de que nosotros enteramente carecemos: es, a saber, en la paz la aplicación a los negocios, en tiempo de guerra el gobierno templado y justo, la libertad en dar dictámenes sin miedo ni pasión. En lugar de esto reina en nosotros el lujo y la avaricia, el público exhausto, los particulares opulentos; queremos ser ricos y huimos el trabajo; no hay diferencia del bueno al malo; la ambición lleva los premios debidos a la virtud.
Sí, teméis, y mucho; mas por vuestra inacción y flojedad, esperándoos el uno al otro, tardáis en resolveros, fiados, a lo que parece, en los dioses inmortales, que en otras ocasiones libraron a esta república de grandísimos peligros. Tened, pues, entendido que no se logra el favor de los dioses con votos ni plegarias de mujeres; que cuando se vela, se trabaja y consulta desapasionadamente, todo sale bien; pero si nos abandonamos a la pereza y desidia,es ocioso clamar a los dioses: nos son entonces adversos y contrarios.
Discurso de Marco Catón en el Senado. "La conjuración de Catilina", Cayo Salustio Crispo.
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